Las dos
orillas
Para el
Padre Patera.
¡Qué
hermosura de gitana!
¡Qué
delicia de mujer!
Que
finura tú has de ser,
ojos de
limpia mirada.
Algeciras
la ‘fermosa’,
la
ilustre ciudad que fue.
A pesar
de la distancia,
tus
recuerdos y tu esencia,
siento
dentro de mí;
se me han
grabado en el alma.
Miro tus
ríos y montes,
piratas contrabandistas
que cabalgan
por tus tierras,
tus
laderas y atalayas,
tus
playas, tu litoral,
y a tus héroes,
que un día
pasearon
con sus gentes
por
ventorrillos, calzadas,
por tus
veredas y plazas.
Ya se
perciben tus playas
bajo el
sol que nos aplana
de la
alborada al ocaso,
esas
montañas de África
irradiando
en tu Bahía.
Y al
otro lado del mar,
ese Estrecho
y sus corrientes
que
separan continentes
como el
filo de una daga.
Tierra
polvorienta y dura.
Tierra
de amarga pobreza.
Gentes
tristes, destrozadas,
que
miran con añoranza
la
franja que nos separa;
y creen
ver el Edén,
y por
lograrlo se juegan
la vida
en sus aguas verdes,
por
alcanzar nuestras playas.
Aguas
teñidas de sangre.
Sangre
teñida de agua.
Escapando
a la miseria
buscan
con fe y añoranza
un lugar
donde existir
y soñar
una vez más
de este
lado de las agua.
Antonio Molina Medina
Muy bellamente escrito, pasajes de la vida real que entristecen los sentidos.
ResponderEliminarAbandonar todo por lograr algo mejor, sin importar esa vida, que no es nuestra, es, la que el cielo nos regaló.
Gracias amigo Antonio por este emotivo poema.
Un abrazo y un buen fin de semana.
Ambar
Preciosos tus versos haciendo juego con la bella imagen, amigo antonio, hoy tu poema está vestido de un precioso paisaje, entre playas y veredas.
ResponderEliminarUn beso.