Los
cachalotes se desperezan cuando salen
de
sus pequeños huecos entre la yerba,
y
las hormigas se balancean en los columpios
entre
el frondoso bosque de ramas de higueras.
La
luz es más nítida debajo del mar de los abedules,
y
la garganta de los asnos balan entre rebaños de ovejas.
Listo
para salir de su cajón, el caballo salpica
su
espuma a las rocas.
El
calamar nos rocía de negro
en
bicicleta por la carretera.
Los
pájaros ríen a carcajadas jajaja…,
jugando
con los niños en la sábana,
mientras
la danza de los Maoríes
les
adorna las plumas de sus alas.
Noche
feliz la de los ciervos en
su bosque encantado
de
hadas, duendes, silfos, y gnomos
ensimismados,
dónde
todo es real a nuestros ojos.
La
lunita se apacigua sin el sol que la entibie,
y
saca pecho y se ríe je, je…, con su
negra
melena al viento.
Los
ojos de mi serrana se pliegan
lentamente
entre pestañas al ritmo
de pensamientos.
La
campana tañe sonidos de gloria,
un
canto que recogemos sin miedo.
La
dicha de este camino
nos
hace tocar los sueños.
08/09/16
Antonio
Molina Medina
Con qué dulzura versas, con qué intensidad laten tus letras, con qué inspiración pintas versos de colores.
ResponderEliminarUn placer leerte.
Mi admiración, Poeta.
Un beso.