Cuyos
audaces aromas se mezclan impetuosos
en
su cuerpo, los saborea con presteza y siente
sus
efectos, los que le niegan otros seres que
no
sienten ni comprenden que la luz es distinta
entre
los seres humanos.
Que
los sueños son para degustarlos y comerlos…,
si…,
saborearlos complaciendo a su cuerpo.
Y
volar entre palmeras que lo regresen al desierto.
Lugar
de encuentro, donde está el grano de arena que,
acumulado,
llega a sucumbir su cuerpo.
Incapaz
ya de dejar su propio desierto.
Descubierto
por la fuerza del viento,
que
subleva lo humano y sincero
que
su cuerpo reclama y exige por derecho.
16/01/17
Antonio
Molina Medina
Preciosas letras para saborearlas con ternura, mientras sacias una a una la admiración por la lectura, un placer siempre seguir tus pasos amigo-poeta. Un fuerte abrazo y feliz semana.
ResponderEliminarMaravilloso sentir nos dejas amigo Antonio.
ResponderEliminarVoy a seguir repasando, ya que de vez en cuando tardo en pasar a visitaros.
Una buena semana y un abrazo.
Ambar
Así como dices son los sueños para degustarlos, paravolar en ellos, libremente, hacia donde quieran, libres, tan libres como el viento.
ResponderEliminarUn deleite es saborear tus letras e imágenes, amigo mío, siempre iluminan mis pupilas.
Un beso muy grande, Poeta.