Trigales de Sinovas- Aranda de Duero- Castilla. |
Era
enero y el frío azotaba los bosques.
Las
heladas se dispersaban con sus alas muy blancas.
Los
tejados cubiertos de nieve incidían en sus tejas,
mientras
sollozaba la lumbre en sus casas.
¡Señor!...,
que se acabe el frio en mi morada.
Mientras
del cielo, lloran lagrimas blanca
su
cuerpo de piel de canela se calienta
entre
cálidos troncos de roble y hojarasca.
El
invierno sostiene la tierra quemada.
Mientras,
Castilla se solaza mirando sus campos.
Qué
lujosos, los cubre cual manto de sabana,
mientras
ella, cual Luna regalo de plata,
se
place por sus prados de limpio y albahaca.
Sus
ojos vidriosos relucen con el ardor
que
las brasas provocan, y la primavera
reverdece,
inalterable, en su cuerpo;
atrapando
las flores del tiempo,
que
la hacen más bella y lozana.
11/05/17
Antonio
Molina Medina
Grande y ancha es Castilla, bella y lozana, una tierra muy bella, casi tanto como tus versos , mi querido amigo, es un lujo leerte y sentir Castilla con tus palabras.
ResponderEliminarBesos