Playa de Getares Algeciras |
Un
buen día te levantas y la niebla se ha apoderado de tu hábitat. Recuerdas el
día anterior donde la claridad era un cumulo de salud y nostalgia. Cierras los
ojos y una luz extraña domina tu mente y tus ojos ‘ensombrados’ de recuerdos,
parpadean incansables, dejando que la claridad del día se recree en tu
subconsciente e invada con luz la oscuridad que todo lo domina.
Destapas
la polvera de tu arcón y rebuscas. Curioseando ese libro añoso que tanto te
llama… “Tres pisadas de hombre”, que, aun recuerdas de tus nueve años. O ese poeta
de La Fuente el que, tanto te impresiono e hizo posible, aun con su muerte
prematura que los sueños hayan calado en nuestros años. Porque nos marcó camino,
incidió en las veredas que nos condujeron a los sueños, quizás aun inacabados,
dentro de nuestra soledad por los acantilados que dominan nuestra alma desde
antaño.
Presentación del poemario Granada. Bilbao |
Pero
le plantas coraje a la vida. Vida tan hermosa como insegura, por la que tenemos
que transitar, nos guste o nos parezca imposible. Porque es la que
generosamente nos regaló la madre naturaleza.
Con
el paso del tiempo, algunos torpedean mi senda, me ponen difícil su transitar,
pero los pasos dados me dan más seguridad, para poder llegar a sonreír a la existencia
que hoy nos dan
Río Guadalquivir. Pedro Abad. Cordoba |
Y
te sonríes mirando desde los picos de la sierra el azul poderoso, donde brillan
los resquicios de la noche, recobrando las energías que un día tuviste, para
seguir caminando con las manos de niño y los pies de lagarto.
Y
se siente feliz recuperando sus años. Cuando el eco cual bramido de toro
salvaje, se desliza entre el aire mandándote su mensaje.
Basauri. Bizkaia |
Con
su perro de la mano, caminando la vereda, un niño añoso, con muchos años, indisciplinado,
torcido, pero, seguro en su caminar, bordea los barrancos, se acerca al
precipicio a cada paso, vislumbrando el horizonte para que sus ojos oteen la
luz que mece su cuerpo y guía sus pasos, entre un reguero de hormigas que
siguen por la vereda. Mientras incansable, la sombra de un anciano cansado, se
despereza y gritando ¡Libertad! ¡Libertad! La que motivan sus pasos.
11/03/15
Antonio
Molina Medina
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