Campo de Gibraltar. El Cobre |
“(…) Víctor Hugo, implacable fustigador de Napoleón III, desde su destierro de Guernesey; Víctor Hugo, el poeta inmenso y el patriota abnegado, fue también acusado de traición por
Napoleón el pequeño y sus secuaces, que preparaban para
Francia la humillación y la derrota de Sedán.”
Pablo Neruda
Majaralto-Casa rural El Cobre-Algeciras |
Abrió la
ventana y, tras los cristales, con los ojos
entreabiertos
después de saltar del lecho el que
le ha
poblado de sueños, se encontró tras los
espejos, con
una línea recta y la miró con los ojos,
ya abiertos,
buscando el final de su agonía.
Aunque dando
brillo a su manantial de donde brotaron
círculos
concéntricos de esa agua para sembrar tras ella,
las semillas
desde la libertad ya arrancada, la que hoy
peligra
después de creerla ya conquistada. Oh quizás
medio
escondida, ya que desde nuestro nacimiento nos
la enseñaron
en silencio con los dedos posados en sus labios
mientras
escuchaban voces que provenían de un aparato
de radio en
una sencilla cocina de seres en el destierro,
palabras que
él no entendía de aquellos seres que huyeron,
mientras
miraba como los suyos posaban sus dedos en sus labios
incitándonos
a olvidarlas por el peligro que conlleva difundirlas
ya que
mentes retorcidas se ofrecían para azuzarlos con ladridos
de fieras ya
sumisas las que se jactaban y confunden
su propia
identidad que, hoy, tras años pueden hacerse insumisas.
El Cobre-Chorrosquina-Algeciras |
Mientras,
aquella línea recta se sonríe de suculentas insidias...
Hoy seguimos
caminando a su vera tratando de sembrar
de nuevo
entre los alaridos de las fieras las que
se sienten
como propietarios de la tierra y
de nuestras
vidas, y siguen ofendiendo entre ladridos y
estiércol a
los que defendieron con su sangre
nuestras
vidas, entre trozos de pan negro y pechos
de mujeres
aguerridas, que nunca fueron sumisas.
Andalucía |
Aún, sus
gritos resuenan por las plazas de los pueblos
y en la
recogida de las espigas.
Hoy, la
línea recta se subleva y se hace curvilínea…
espiral que
nos sigue atrapando entre los escombros
de esta
corrompida y desdichada melodía entre
cascotes
humanos, cuyas notas se pliegan
al
pentagrama, entre notas de ira y jaculatorias
de agonía,
agonía, agonía, agonía...
Antonio
Molina Medina
22.03.23
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