Querido Blas de Otero:

Querido Blas de Otero:
Acurrucado me encuentro
a la puerta de tu casa.
La gente sale y entra sin
mirarse en tu mirada.
Tu río caudaloso sólo
limpias las caras,
porque las manos se duelen
entre cicatrices y yagas;
las que manan de tu pecho y
sus corazónes se inflaman.
Verde será tu camino y
de verde, verde y grana
serán tus hijos serenos
los que trasieguen inciensos.
Caminarán por tu casa,
la casa de los labriegos,
con sus hoces y guadañas.
13/06/16

Antonio Molina Medina

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