RÍO DE LA MIEL


 
 De niño bañar mi cuerpo hacía,
en las riveras limpias de tus aguas,
como cristales puros recorría
las laderas de mi vega inmaculada.
 
 Beber tus aguas en cualquier lugar podía,
sin pensar en impurezas cada día,
que al llegar la tarde silenciosa,
las cortas noches limpieza hacía.
 
 Aguas eternas que servían a tus gentes
que mitigaban con el riego de sus aguas
el manjar de sus huertas permanentes.
 
 Sacar podían estas gentes sencillas
los alimentos tan escasos como necesarios,
poder mitigar las necesidades más perennes.
 

Antonio Molina Medina       

3 comentarios:

  1. Precioso homenaje a ese río de miel y sus aguas claras y generosas, que limpiaban, alimentaban y nutrian la vida a cada instante...Quizá todo era más limpio y natural, ahora el progreso lo ha contaminado y enrarecido, amigo.
    Mi gratitud por compatir y mi abrazo grande,Antonio.
    M.Jesús

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    1. Gracias por tu comentario María Jesús... Quizás. Digo bien... Quizás algunos que ya estamos el borde de volver a la tierra de donde procedemos nos sentimos muy cercanos a ella y la valoremos porque de ella salimos y de su agua bebimos para seguir vivos.

      un abrazo

      Antonio

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    2. Me recuerdo de aquel río por donde igual me crie y al cual vulevo repetidamente en mis recuerdos en mis sueños...
      de allí se hacen el dador d ela vida
      sobretodo d ela espiritual
      y quizás por eso es necesario
      volver a buscar de esas aguas la sanidad...
      te dejo un abrazo!

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